Página/12: Volver al clima de una época

El septeto de jazz-rock liderado por el tecladista retorna con los mismos integrantes que en los 80 y un disco bajo el brazo, en el que registró otra vez los temas instrumentales que fueron a parar a un cassette en aquella década.

por Cristian Vitale

Cuando, hace casi treinta años, Juan Pollo Raffo optó por la palabra huevo para nombrar su grupo de jazz-rock, lo hizo pensando en la idea de célula madre. De una célula más grande que las habituales, capaz de generar muchas cosas, define.

Que lo haya escrito con g y diéresis, no significa otra cosa que un homenaje al Clemente de Caloi. Ahora, lo que nunca pensó este tecladista, compositor y docente a tiempo completo fue que así tal como nombró al grupo le dicen al miembro viril masculino en varios países del Caribe. Me enteré después, cuando fui a estudiar a la Berklee y conocí a muchos músicos de esos países… digamos que tarde, se ríe y deja la pelota picando para el chiste. Si Pablo Rodríguez, Víctor Skorupski, César Silva, Marcelo Torres, Daniel Volpini y Guillermo Arrom más él, claro tuvieran que hacer una gira por Centroamérica, deberían dar las bizarras explicaciones del caso. Sacarnos la guarangada de encima, resume Raffo, imaginando una situación posible. Por ahora, la situación real es que El Güevo, exactamente con los mismos integrantes que funcionaron como grupo instrumental de jazz-rock durante buena parte de la década del 80, revisitará temas de aquella época en Buenos Aires (hoy a las 21 en La Trastienda, Balcarce 460), y con disco nuevo y epónimo bajo el brazo. Es una relectura del mismo material de los 80, vuelto a grabar por la misma gente, pero con veinticinco años más de cancha con la música, dice Raffo.

¿Y qué significa tocar la misma música casi treinta años después?

Siempre tengo la imagen de reconocerme en una foto de una película anterior, de conectarme con ese tipo que fui. De hecho, no puedo dejar de tocar la música de El Güevo sin situarme con 25 años de edad, en el contexto de regreso a la democracia, y con los mismos músicos de entonces. El primer reencuentro de El Güevo se dio a mediados del 2010, con motivo de la reapertura de Jazz & Pop, el boliche donde esta banda de culto había jugado de local en su primera etapa, y consistió en varios conciertos más la grabación de un vinilo para Cool du Monde, sello del productor Andrés Mayo. Grabamos seis temas: tres del cassette que habíamos editado en 1987 (Personal vibrato, Camoto y Si te vas a Bagdad) y los otros de demos anteriores, que nunca habían sido editados. Me refiero a Che, qué queré, El amase y Afroraffo… La diferencia con el CD que vamos a presentar esta noche, es la inclusión de Para enterrarte, informa.

¿Hay alguna forma de englobar todos estos temas en una matriz estética común?

Si tuviera que definirlos, la idea de jazz-rock me cierra bastante bien, porque los ritmos están más cercanos al rock o al funk, incluso a la tarantela y el candombe y, por ende, a lo bailable, algo que engancha un poco con la escena de los 80, con la idea de celebrar la vida moviendo el cuerpo. Y la estructura del jazz tiene que ver con el formato clásico de tocar la melodía, hacer solos y reexponer la melodía sobre el final.

¿Por qué en el disco respetan los temas tal cual fueron concebidos originalmente? Siendo usted un arreglador, no hay modificaciones entre las piezas originales y las versiones. En Personal vibrato, Camoto y Si te vas a Bagdad no hay alteraciones entre el registro de fines de los ochenta y el de hoy…

Porque no sé si hoy podría volver a escribir este tipo de música. Sí desde lo técnico, pero no sé si con el compromiso de aquel momento. La idea es volver a tocar aquellos temas pero hacerlo mejor, y revisitar la emoción de tocarlos en grupo con el sonido representa el clima de época: la vuelta a la democracia, la ventana abierta a la esperanza tras la dictadura… En fin, un Güevo positivo con mucho humor e ironía.

Musical, dado el carácter exclusivamente instrumental de los temas…

El humor en la música implica exageraciones: clichés sobre cierto estilo, una caricatura, algún ritmo pop con una base muy estandarizada, que no-sotros agrandamos como quien hace una caricatura y exagera los rasgos característicos de la persona que está dibujando: el narigón al que se dibuja muy narigón, eso. La actitud es una mezcla de soltura y ganas de divertirse, algo que es propio de El Güevo.

Nada de oscuridad.

Totalmente, porque cuando se desarmó la banda y yo formé Monos con Navajas, la idea musical de este grupo era más oscura, estaba más relacionada con los tiempos que corrían a fines de los 80. Yo creo que los contextos cotidianos a veces, de alguna manera, se impregnan en las composiciones musicales. Y El Güevo fue testimonio de ello, y lo es, porque hoy se está viviendo un clima social parecido al de aquellos 80 democráticos.

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