Argentjazz: Juan Pollo Raffo lleva la música de Flores al Café Vinilo

Diego Flores se murió sin imaginar la evolución que tendría la parcelación de su chacra en 1801. Tampoco sus herederos imaginaron que el apeadero que construyeron luego a las puertas de la gran ciudad, se convertiría con los años en uno de los barrios más representativos de la porteñidad.

por Fernando Ríos

Barrio de casas bajas y calles empedradas. En las que caminó Roberto Arlt y deambularon los tranvias de Baldomero Fernández Moreno, con un polvo de estrellas en las ruedas y en la punta del trole una estrellita. Mucho más acá, Alejandro Dolina situó a Flores como territorio de los hombres sensibles. Y si bien el poeta no lo expresa puntualmente, por qué no situar entre ellos al Pollo Raffo, quien bien ganado se lo tiene con su trilogía de música de Flores, cuyo último volumen, Al sur del Maldonado, presenta este miércoles en el Café Vinilo.

Con Al sur del Maldonado se completa la trilogía de música de Flores. Vos vivís y trabajás en ese barrio. ¿Cómo es que te inspira tanta música?

Lo de Flores no deja de ser una humorada en relación con lo estilístico. Siempre digo que lo que yo hago no es música de género, es música de autor. Este concepto está muy claro en el cine. Podes ver un director determinado y ver su sello, su estilo, más allá de si es una comedia o un drama. Independientemente del género que esté abordando. La idea de música de Flores me pareció una especie de rótulo definido en sí mismo. Música de autor, el autor vive en Flores, es música de Flores.

Flores viene inspirando a los artistas desde hace muchos años. .

Claro, el barrio tiene una suerte de iconografía literaria bastante amplia, desde Roberto Arlt hasta Dolina. Y sigue teniendo esa mezcla de suburbano con urbano. Yo vivo en una cortada y en determinadas horas del día parece que estás en el medio del campo, pero estás a una cuadra de Rivadavia. Y esa tensión entre lo urbano y lo suburbano me pareció interesante como metáfora, porque también se refleja en mi música.

¿Sentís que en tu música se filtra el espíritu del barrio, como cuando se escucha un chamamé y se piensa en Corrientes?

La musica instrumental es pura abstracción. La totalidad de los significados, si es que los tiene, está en el oyente.

¿Cómo es eso?

Vos podés ejercer cierta influencia a través de un título que sugiera algo. Pero lo atractivo es la de asociación libre o imaginación que uno tiene al escuchar determinada música. Hace unos años vi un documental sobre Beethoven y hablaba del motivo de la quinta sinfonía y de todo lo que se ha tejido acerca del significado de aquel Ta, ta, ta, taaa que todos conocemos. Unos dicen que significa el destino que golpea la puerta. Otros que es el canto de un pájaro de los bosques de Viena. Y de golpe aparece un tipo que dice algo muy interesante. Lo mejor de todo es que lo unico que eso significa es Ta, ta, ta,ta (Risas)&es eso, una tercera descendente. Después todas las interpretaciones están en quien lo escucha.

Como lo que pasa en la pintura. La posibilidad de las múltiples interpretaciones.

Claro. Y si me apurás te diría que es una de las cosas que más me atraen de la música. Las variadas interpretaciones que puede tener, que por supuesto están teñidas de la subjetividad de cada oyente.

Más allá de eso también conviven distintas músicas dentro de la tuya propia.

Eso tiene que ver con el reconocimiento de las cosas que uno escuchó toda la vida y que le fueron influenciando. Es como esos gestos que viste o escuchaste de tus padres cuando eras chico. Luego al crecer sos vos, pero tenés algo de aquello. La manera de mirar, cierta combinación de palabras que usaban en tu casa. Pero la mezcla y la proporción son individuales, son de cada uno. Eso pasa también con la música.

¿Y en ese camino de autor, cómo es el proceso de ir desprendiéndose de géneros e influencias?

Yo he visitado muchos géneros. Algunos los profundicé más que otros y eso tiene que ver con una cuestión generacional. Yo fue niño en los 60s y adolescente en los 70s. Recuerdo el tocadiscos en el living de mi casa. El boom folclórico, el Modern Jazz Quartet, Dave Brubeck, mucho tango. Luego el rock nacional. En un momento comienzo a pensar en la música como una ocupación a pleno. Eso coincidió con el auge del jazz-rock y con mi escucha de Gismonte, Hermeto y Fattoruso. Influenciado por eso, más adelante me planteo un proyecto sólo basado en la composición de música original. Y obviamente allí está la influencia de todo lo que escuché en mis años de formación.

Si bien tu música tiene elementos locales, está claro también que hay algo jazzero que los cohesiona.

Es que el jazz sigue siendo un tipo de género más permeable a otros. Yo tengo elementos muy evidentes del tango y el folclore en lo que escribo. Pero no creo que me programen en un festival de tango o folclore. Si en uno de jazz y quizás en alguno de rock progresivo. El jazz siempre ha sido metamorfoseado por otras músicas. Fue intervenido e intervino en otras músicas. Es un hilo conductor. Y eso está en mi música. Tampoco nos olvidemos de la improvisación, que remite directamente a lo mejor del jazz.

¿Cómo trabajas la improvisación en tus temas? Da la impresión que es un recurso que vas dosificando&

La utilizo a veces. Ahora no estoy yendo por el lado de la impro, pero si utilizo la posibilidad de tener solistas improvisadores y que eso sea un elemento más de la composicion. Hay momentos en que necesitas que un solista conduzca el relato de un punto a otro. Que lo lleve a un lugar desde donde luego yo retomó el tema.

¿Y cómo marcás eso para ajustarlo a la medida que crees adecuada?

Cuando hay secciones improvisadas las escribo como abiertas y después al momento de ensayar y tocar el tema el solo decanta en su ejecución y en su medida. Por eso a mí me parece muy interesante el elemento del solista improvisador como parte de la composición. Esto es algo que ves, por ejemplo en las piezas largas de Duke Ellington. Donde la improvisación está medida en la proporción que el autor piensa que tiene que tener en el total.

En Al sur del Maldonado los temas son más cortos que en los discos anteriores. ¿Eso ayuda para el concepto que estás explicando?

Si es verdad son más cortos. En otros discos hay influencias de lo que sería una forma más extendida. Eso si es herencia de la mùsica clásica o de obras extendidas del jazz o del rock. Los trabajos largos de Ellington o Mingus y del rock progresivo, por supuesto. Creo que lo de los temas cortos fue algo que arrancó cuando comencé a escribir el material y entonces me di cuenta que eran una especie de característica y luego lo mantuve. Pero también algo sobre lo que reflexione, es que entre el segundo disco y el tercero justo hicimos la reunión de El guevo, el grupo de los 80. Aquel era un material mucho más relacionado con el jazz rock y más conciso en cuanto a la edición. Tengo la sensación que revisitar el material de aquel grupo haya influenciado en la escritura de este último material.

Citaste a Ellington un par de veces. ¿Qué te sigue interesando de aquellos músicos a la luz de tu experiencia como autor y compositor?

Para mi es muy interesante esa pulsión que se da entre lo arcaico y lo futuro. Eso me sigue maravillando. Sobre todo en Ellington y en Thelonious Monk. Vos escuchas el pianismo de Monk, por ejemplo. El tipo toca stride, un estilo 20 años anterior a él. Pero lo que toca armónica y melódicamente, adelanta 30 años. Es muy interesante esa tensión entre lo antiguo y los elementos totalmente vanguardistas. Yo creo que algo así pasó acá con el rock nacional. Y te diría que también sucede con un músico que a mi me gusta mucho, Keith Emerson. Yo leí una vez que el tipo cuando era muy joven era un fanático de los discos del Blue Note. A mi esto me pareció extraño, pero luego comencé a escucharlo con más detenimiento y aunque no creas, esas cosas que al tipo le gustaban están en su pianismo. Esa tensión entre lo nuevo y lo anterior también se da en él, más allá de todo el despliegue y la parafernalia de Emerson, Lake & Palmer.

Ver Nota Completa