Animales del Jazz: Una versión del barrio de Flores por el Pollo Raffo

Juan Pollo Raffo es uno de esos excelentes músicos que permanece en la oscuridad para la mayoría del público en general, pero cuyo aporte puede ser considerado vital para bandas que se convirtieron en los padres e hijos del rock argentino.

por Gonzalo Chicote


Por caso, probablemente no todos conozcan su pasado colaborando a Vox Dei, Moris, Soda Stereo, León Gieco, Nito Mestre, Miguel Cantilo, Juan Carlos Baglietto y, más recientemente, con Los Piojos, Fito Páez y Los Ratones Paranoicos.

No ayuda que su nombre no haya aparecido en la portada del álbum El Güevo (1987), aunque compuso y arregló todos los temas. Tampoco el hecho de que sucedió lo mismo con varios de las canciones de Monos con Navajas.

Recién en 2006 Raffo apareció como líder en la tapa de uno de sus propios discos. Creo que tiene que ver con que es lo suficientemente personal. A alguna gente eso le pasa de joven. A mí me pasó a los cuarenta y pico, argumentó a La Nación.

En efecto, Guarda que Viene el Tren  Música de Flores Volumen 1 fue el primer material que llevó su nombre. Pero un disco fue poco para contar todo que lo pasa en su barrio. Por eso, la música de Flores se convirtió en una trilogía.

La segunda entrega se hizo esperar. Fue recién en 2011 cuando llegó Diatónicos Anónimos y se cerró el círculo recientemente con Al Sur del Maldonado lanzado a principios de 2013 y que presentará el 23 de julio en Café Vinilo (Gorriti 3780).

La música que se puede encontrar en este último álbum es difícil de catalogar. Incluye una paleta que se aleja y se acerca al jazz constantemente. Algunos lo llamarían jazz fusión. Pero el mejor término es música de autor, como le gusta asegurar a Raffo.

Al igual que otros grandes artistas, Pollo describe el barrio donde pasó gran parte de su vida con diez canciones en Al Sur del Maldonado, donde se encuentran pinceladas de diferentes ritmos y sonidos.

En Franguinho é o Caralho, por ejemplo, pueden encontrarse matices de la música brasilera, mientras que Operación Repique trae consigo algo del llamado rock and Ross y The Soul that Sings nace como un soul y se va convirtiendo en el camino.

En definitiva, es un disco que merece la pena escucharlo en varias oportunidades con oído atento, ya que siempre muestra una cara diferente y cambiante. Es como transitar la Avenida Rivadavia: a cada paso se descubre algo nuevo y distinto de lo que se recordaba cuando caminabas un tiempo atrás.

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